Libertad.
Tan humano, tan universal, tan idílico y sin embargo tan escaso. ¿Existe la
libertad a medias? Y si existe ¿es mejor que nada o solo es otro sueño para
terminar despertando en un ciclo de preguntas muertas?
Esa y mil preguntas aquejan al pequeño,
mientras su abierta celda lo castiga mostrando tan deliciosamente la salida,
inalcanzable para unas manos que se limitan solamente a rasgar el aire entre
seudo barrotes.
El
sol acaricia su lomo, el viento toca su cara mientras el rocío de vez en cuando
lo baña. ¿Pero que era eso si no podía escapar? Un ahogante infierno pestilente
para quien no conoce de reyes ni dioses. O simplemente para quien no los
comparte de igual forma.
¿Pasarán
horas? ¿Pasaran días? Y más importante ¿Qué pasará? ¿Son estas mis horas
finales o serán mis dolorosos días, desquiciados años o solo moribundos
decenios? No temo a la muerte sino a la incertidumbre de la naturaleza misma
del hecho o a la infartante naturaleza
del suceso. La ignorancia basa sus raíces en el placer del aprender y sus
tentáculos se basan en la premisa de aprehender a quien no busca sino es
buscado por un natural placer.
Mil y un complejos para quien tiene una
y mil veces para mirar la verdad o la sombra de la misma si es que realmente la
verdad no esconde otra.
La
noche fría cae cazando el día, comiendo con sus dientes blancos y eternos todo
sonido que de por vestigio alguno la vida que trae el ojo madre de todos.
La soledad no acompaña a nuestro amigo.
El ensordecedor llamado del silencio arranca de lo profundo de las intrincadas
cavernas de la demencia a deformes
seres, vástagos del subconsciente. Alimañas de todo tipo de color y tamaño,
retorciéndose en su purulenta existencia. Van y vienen arrastrándose por
recuerdos, bañando con sus líquidos viscosos cualquier recuerdo, deformándolo o
quizás arreglándolo dependiendo de cuan transgredido halla esto en un comienzo.
Si es que hubo un comienzo, si es que hubo algo. Porque sinceramente mi amigo,
no creo en la certeza de la mente enferma pero apuesto en la sanidad de ella
antes que en la enferma certeza de quien jura sanidad con insanas objeciones.
Estos gusanos, si es que realmente lo
eran o simplemente se comportaban como tales pudriendo la mente de nuestro
personaje, comían con hambre existencial los suculentos trozos de cordura de
aquél que alguna vez la tuvo, si es que sigue teniéndola. Aquel festín fue grande y largo, digno de
cualquier parasito romano y lascivo, dedicado a todas las vírgenes que esperan
el sacrifico. Y aún cuando el dolor drenará su ser, nuestro pequeño se sentía
libre. No del dolor en sí, no de la pena, no de la muerte. Simplemente libre.
Cuando
el amanecer tocaba campanas de una incestica boda, las cuerdas del destino se
tensaron ante un abrupto final para un sonámbulo de la realidad.
La
bestia camina llenando el lugar con el morboso sonido del choque de las llaves
que gotean húmedo y nutrido rescate. La criatura no conoce el miedo, no
endiente de horas, no responde a preguntas y menos las hace. No hay rencor, no
hay deseo, si existe placer es solo de una forma que pocos comprenden y
conocen. Obedece al gran mecanismo de la pragmática madre.
Se
deja fluir frente al prisionero. Se miran una y mil veces, y otras tantas como
la eternidad del segundo les permitía
para entender quién era quien. Un sudor frío reclama el dorso de cada uno así
como lo había hecho antes y así como lo seguramente lo seguirá haciendo.
Nuestro amado desquiciado entendió solo
en ese momento que las únicas llaves que había allí eran los poderosos
colmillos que llamaban a su carne y vida.
En
un sublime minuto, no hubo ideas. Las preguntas zarparon a puerto seguro, el
horror intenso de sus ojos se iluminaban con algo parecido al llanto. No de
pena, no de dolor, sino de la alegría que produce dejarse llevar por la marea
de la eterna causalidad de los hechos a los que uno esta atado dentro de el
plano inquebrantable de la incertidumbre del día a día.
Mi
querido lector ojala no lo haya aburrido con este breve relato ya que ¿Qué
morboso sentimiento de diversión puede despertar la muerte de una mosca a las
manos de una araña?
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