domingo, 18 de enero de 2015

Crónicas XVIII

El portal de la casa de mis tíos fue el comienzo de todo, desde allí se proyectan tal cantidad de hechos en los que una noche hace tanto marcó que hoy esté de vuelta aquí. Allí estaba, borracho y de regreso, con la ambición vestida de un terno azul mientras esperaba que me abrieran, tal como hoy.

Las expectativas, tantas expectativas, soy un soñador y mis sueños no se cumplen. Hace tanto tiempo soñé con una vida diferente, con un resultado diferente. Para la madera todo es distinto, para los tablones que recubren la pared del costado, quizás ni si quiera me haya movido aún, simplemente en un pestañeo, un tercio de mi vida se ha esfumado sobre los ladrillos del pasillo.

Mis sueños no se cumplen, nunca lo harán y es mejor no intentarlo, que estés aquí, en la puerta, después de tanto es la prueba de ello. Con eso lucho cada día, desde que empecé éste viaje hasta que lo termine.

Me gusta el desafío, quizás con el tiempo ya no será tan difícil respaldar mis sueños y por mal o por bien que todo esté, podré estar orgulloso de lo que he hecho y he vivido para hacerlo, por lo menos así me consuelo cuando todo me ataca.