"Durante el primer mes, el segundo de los cuatro se levantó pues así lo quería. Sus hermanos lo miraron desde la tierra que calentaba sus corazones, allí oyeron su rugido:
Me daréis de comer tierra para escribir sobre flores, de mis
frutos robareis para el aire el aroma a la sombra, dadselas entonces a las hojas para que alumbren los
bosques en el ocaso. Al ocaso le quitareis su manto y bordareis para mí un mar
coqueto que guste de jugar conmigo. Olvidareis de mí a mi mismo, al vuestro y
al hambre que me consume, recordaréis mi pena y mi alegría, pero sólo los
sabios sabrán cual es cierta."