domingo, 8 de diciembre de 2019

Corto LII

Todo es humo.
De sus fauces,
de sus dientes,
del humo
la rabia
la pena
el llanto,
las promesas,
lo que quedará
serán cortinas.

jueves, 17 de octubre de 2019

Más

Nadie ni nada será como tu. Fuiste una horrible persona cuando ni intentabas serlo y una hermosa persona cuando dormías. Si te viera derretería en mis palmas nuestra miel y en mis labio, tu palabra sería sangre.

Corto

Solo. 

Sólo en la oscuridad puedo ver a traves de las ventanas,
Sólo allí se abren tus secretos que me guardas,
Sólo con rebeldía revelo tu cara.

Al mirar,
La siniestra
Parada de 
Los pajaritos
Se vuelve,
Una ola.
Inconclusa.

Si el miedo
Tiene piel,
Se viste de
Libros y cuentos,
De historias
De mi y de mil,
Como si nada
 se hubiese
Acabdo.

jueves, 15 de agosto de 2019

Acechan en la noche

En los brazos de la noche, bajo los pálidos parpados del sol, entran por mi ventana recuerdos que revuelven mi sueño. Al entrar no los conozco, por que no tienen cara, tampoco voz, sólo sé de ellos por la sombra que proyectan desde la ventana, desde el portal de la puerta.

Jamás pensé en el miedo de las puertas abiertas y las cortinas corridas, nunca imaginé lo que acecha en mi mente, en la niebla y en las sombras de los arboles. El horizonte dibujado por los pies de las estrellas invisibles, allí donde hay barro, allí donde corre el sonido del agua, durmiendo a los peces que corren entre mis piernas.

Ante el insomnio cierro mis cortinas, tapo mis oídos y me hundo en las sábanas, hasta que alba los ahuyente a las cavernas inalcanzables, en lo profundo del valle entre mis cejas. 

domingo, 10 de febrero de 2019

Pérdido

-Llueve algo, ¿no?

-¿Disculpa?

-Digo, que está lloviendo su resto. Como siga así no vamos a poder volver a casa

-Ya, pero no es eso de lo que te estaba hablando

-Es que mira como corre la gente. Jajaja, que gracia. Si igual es una nubada no más ¿No?

No. Ella se había marchado, agotada del desprecio y las repetidas salidas sin sentido, aventuró su vestido de verano a la furia de una lluvia estival, a los goterones tibios y la brisa fresca  de una costa desconocida, acarreando un arrebato salino y desconcertante. Bajó tres cuadras antes de darse cuenta que vivía hacia el otro lado de la ciudad, a pesar de conocer la ciudad como la palma de su mano.

-Claro que llueve tonto, te lo dije esta mañana.