Un pensamiento
atraviesa su mente. Un pensamiento atraviesa su mente. Un pensamiento atraviesa
su mente... como un ciclo sin terminar. Una imagen viaja en su pensamiento que
atraviesa su mente. Un ruido metálico le indica, que aquel pensamiento que
acarrea una imagen, a ocupado su atención.
La vieja ciudad. La
nueva ciudad. Los pilares de hormigón y los revestimientos con amplios
ventanales. Como dejar a un lado los edificios oscuros y plantar allí árboles
cargados de nubes, árboles cromados con vértices suavizados en curvas y
círculos. Aquella es la nueva ciudad y aun así, en esencia, en los huesos y en
el pavimento es la antigua ciudad. Bajo el mismo sol, bajo la misma luna, bajo
el mismo verano y el mismo invierno.
La nueva ciudad. La
vieja ciudad. Las nuevas noches con Alzheimer. Las nuevas noches que borran el
recuerdo de la ciudad sobre los amplios ventanales. Los pájaros vuelan lejos,
los árboles quedan desnudos, el cielo se cubre de nubes y las calles se tapan
de mitos, de susurros, de papeles y de nada.
Un metro atraviesa
su mente. Un vagón atraviesa su mente. Un pensamiento se disipa en el traqueteo
de la línea. Una imagen se pierde en el epiléptico brillo de la calle. Un ruido
metálico choca con sus piernas. Una mirada de plata lo cruza como un abre latas.
Una mirada en unas pupilas rellenas de nubes oscuras.
-Y si pudiera te
odiaría. Y si mi cuerpo me dejara te odiaría. Y si la mierda que me hierve
convirtiera mi corazón en locomotora, te apuñalaría hasta convertir el mango en
astillas. Y si las piernas me soportasen, te patearía. Y…- Un pensamiento
atraviesa la neblina. Un pensamiento se pierde en la campo. Un pensamiento se
descarrila sobre el pasto, levanta muertos, trae consigo sus almas y se pierde
en la niebla.
-Y si pudiera me
mataría. Y si su cuerpo la dejara me mataría. Y si su corazón pudiera, me
abriría como un saco viejo. Y si las piernas la soportasen, quedaría
abandonado.- Un pensamiento atraviesa su mente.- Podría mat…- Un pensamiento
muere apuñalado- Podría aband…- Un pensamiento se pierde en el verano- Podría
dej…- Un pensamiento se lanza por un rascacielos y se lleva consigo una
seguidilla de hermanos en un simpático silbido.
El vagón llega. El
robot empuja la silla. La silla mueve a la niña. La niña se mueve por la
tracción de un campo sobre ruedas y el vagón se va en busca de las estrellas
subterráneas.