sábado, 2 de enero de 2010

Sentado

Es extraño lo que nos trae el verano, tanto calor y tanta vida, el cierre de un ciclo al fuego del sol que come y perdura la esencia del todo, para cuando seamos nada el viento golpeará nuestras cabezas para sembrar en el pelo aquellas ideas inconclusas que tenian nuestros abuelos.

Y es que hay que volver! regresar al campo y a la tierra en un cerrar de ojos, en un pestañeo, en aquel momento en que piensas soltar la pala, dejar al muerto que se pudra en la boca del hoyo, boca bajo sin posibilidades de que te guarde rencor por lo que has hecho por que de boca a boca el polvo es quien guarda silencio.

Pero sentarse en la colina a sentirse solo, a creer que de todo esto uno no es parte a creer que la vida no te rodea sino que te estrangula con sus masas de gentes que se aglutinan a tu alrededor ahogando tus gritos de estar en otra parte, de ser la palabra del polvo de un sol que vive lejano, de un corazón que muere en invierno a punto de guardarse para no marchitarse en el cancer de la primavera.