domingo, 3 de junio de 2012

Tostadas

En aquella pieza de aire tranquilo, las bocas callaban y las miradas hablaban. Reunidos ambos en tertulia con té y una vela, a la espera del desquebrajante sonido metálico, de ún tostador eléctrico lejano.

Con las miradas fijas en las fijas miradas, cada uno guarda con agónico esfuerzo su pregunta, con titánico esfuerzo su respuesta. Preguntose el uno al otro, esperando del otro lo que de uno no saldría, el suyo destino que de estos días fuese y al encontrarse con "nada", nada salió a recibirlo en su morada.

Si la intriga hubiese acallado su risa, el suave sonido de papales arrugandose bajo las ropas hubiera florecido como mala hierba. Infame nada que se esconde con tinta entre pliegues de soledad y miedo ¿qué hace el uno que el otro no quiera? ¿qué no quiere el otro que el uno hace? y viceversa más todo lo contrario.

Carroñeros de respuestas, ambos con boca putrida y miradas cadávericas. Al gong del tostador se habrá roto el maleficio, se consumirán las preguntas en un beso, se quemarán los papeles en un te quiero y morirán frigidas las tostadas en su candente morada.