jueves, 9 de septiembre de 2010

Cronicas III

Jamás me he considerado un tipo muy afortunado o quizás no en demasía, pero siempre tiendo a pensar que podría haber sido mejor cualquier cosa. Debo admitir también que peco de conformista, pues amo lo simple y puro.

Hoy he visto a un amigo en desgracia, una amarga y cruda prueba de que las cosas pudieron haber sido mejor y me pregunto a mi mismo ¿qué es la suerte?.

¿Soy menos afortunado que aquel que lo echan, que se duerme donde otros sueñan estar, que cuenta los minutos en el silencio de los que callan? Si la suerte fuese algo tangible, sería ahogante y pesado, una armadura para quien pueda levantarse y soportar la carga.

Quiero creer que la suerte es una quimera, que no hay nada azaroso en los benéficios de la vida, que responde a un orden que es mérecido por el esfuerzo y la buena voluntad.

Escuchando la radio guarde una frase de Voltaire y lo parafraseo diciendo: Si no existe la suerte, alguien debería inventarla.

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