domingo, 22 de marzo de 2009

Amor

Dicen que no hay pecado en intentar, en ser insistente, agotar los inviernos y quemar los veranos en pro de los resultados.

Sé que hay limites de todo tipo, murallas e incluso líneas marcadas por dedos familiares.

Conozco los atajos, sus trampas y las pequeñas esquinas huecas donde se esconden los toros.

Y de toda la gente que escapa victoriosa, de ninguno sé su historia postuma.

¡A eso le tengo miedo! a llenar el vacío de tus ojos, a llorar sobre una boca abierta, dejarme caer entre tus extensiones perfumadas... a vacíar el mar que me llena.

1 comentario:

Anónimo dijo...

EL único límite que conozco soy yo mismo.

Saludos