Un reflejo de luna atraviesa la playa, un corazón ilumina la noche a orillas de lagrimas ancestrales. La pequeña estrella fugaz serpentea entre el barro y el pasto mientras los granillos del tiempo lastiman su andar no asi su tezor.
La madre del sol se mueve cautelosamente bajo la mirada de un tiempo celoso, no quiere que la existencia note su desesperación; no quiere que la vida se entere de ella ni que la muerte se fije en lo que ella esconde.
Cada noche esto se repite, cada día se ven.
Pero no llena una eternidad de sentimientos.
Tal vez por eso mismo
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―Ya no se te oye cantar por las mañanas ―dijo.
―Tal vez porque nunca canté por las mañanas ―respondió.
―Eso no es verdad. Antes lo hacías, y muy segu...
Hace 5 días
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