viernes, 31 de agosto de 2012

Cosas

En aquel minuto se sentía inútil. Con su corcel perdido en el bosque y sus ropas al viento bajo el invierno del camino, se sentía bastante inútil. Los colores del invierno inyectados en sus ojos lo hacían sentir fuera de foco, sus ropas con tintes azules y escarlatas ya no le parecían tan exquisitas... por lo menos a él.

Su cadena de oro fue la primera en retumbar sobre la caída de las hojas, luego su armadura y al final sus dientes. Era un cascabel con una diana por alma recorriendo los profundos y oscuros paisajes, mientras la acuarela se desprendía del cielo.

El hacha, el asalto, el grito, la muerte. Un rojo natural se escurría sobre el húmedo pasto mientras la cara terminaba de tornarse azulada por la presión, el tintineo al arrancar todo y salir del camino antes de que fuera inadecuado. Con el saco lleno regresó a las profundidades mientras mascullaba "cosas" por debajo de las hojas.

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