sábado, 7 de agosto de 2010

Crónicas I

El otro día me encontré con unos amigos y otros no tanto, en la casa de un compadre mío. Al otro día me di cuenta, además de la resaca, de lo bien que lo pase con aquellos con quienes a los que no les había dedicado una noche para conocerlos, a escucharlos un rato y saber que esa tundra de mesas y sillas no eran más que excusas cómodas.

Cuando la resaca se fue con mis comidas, de a poco empece a recordar a toda esa gente que deje de lado ¿qué pasaría si todos ellos eran personas estupendas y yo era el hijo puta mala leche? ¿Cuántas chicas habrán pensando en mí y se habrán desilusionado al conocer a la mierda de persona que era?. Mientras el agua se iba vaso tras vaso, las ganas de repetir la junta e incluso invitar a todos aquellas sombras que desfilaron en la sala común y alumbrar sus caras con aquella camaradería que tanto les debía.

La noche llego más temprano que lo usual, mientras buscaba cariñosamente en Facebook a toda esa gente que alguna vez me tope y ahora con unas ansias renovadas de conocerlas, sumergirme en su mundo y terminar en conversaciones mundanas de las noches interminables que compartimos después de mi cambio, después de mi redención.

A las 2am. me desperté repentinamente, sabiendo que al otro día volvería a tener contacto virtual con todos aquellos imbéciles que tanto espere distanciarme... supe entonces que la resaca volvería otra vez.

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