miércoles, 11 de junio de 2014

Eléctrico sueño humorado

Soñé en un mar tal que el agua parecía una sangre densa y cálida, en sus aires y vientos escuchaba el ritmo hipnótico de los órganos eléctricos que dejé en casa, cantando, tocando, bajo la luz de la bombilla incandescente.

Aquí que no hay sol, me siento tan distante. Si la electricidad escapara de mis dedos quizás pudiera encender la vida de esta caverna, quizás podría encender con ella la vida, los viajes, el cuento.

No puedo cantar sobre la ciudad del humo, no puedo decirte lo que se ahoga bajo sus cejas argentinas.

Y que las cubra, que pestañee mientras camino y me ahogo, me caigo, me recoges, me dices: cuéntame, cuéntame de aquello.

Nos sentaremos. Hablaré. Hablaras. Miraremos y los años pasaran, entonces podremos regresar al mar de nuevo.

Buscaré un martillo, construiré una casita lejos del tendido y lejos de las fibras. Pasaran preguntando quién vive allí hasta que el tiempo pase de largo y los arboles nos tapen del mundo, del humo y del sol. Ni el sol sabrá donde estamos.

No hay comentarios: