lunes, 13 de mayo de 2013

Esa canción

Me saque los audífonos para ver que pasaba. Arriba del tren, arriba de los rieles, pasaba el paisaje corriendo hacia el pasado y en mis oídos un "suin" se iba con los árboles. Los vi sentados tocando con la guitarra la misma canción que yo estaba escuchando, osea no la misma, eso era imposible. Claro, tenía la misma letra, tenía la misma melodía (en esencia, un poco más lenta que la que iba escuchando), me hacía dudar de cuál era el cover de cuál y todo eso, pero la canción dentro de mis audífonos era mía. No la había compuesto yo, claro, pero la había atrapado volando en un mar de circunstancia, a vuelo de un fraseo, en el ocaso de un beso. 

A medio camino de encerrarme de nuevo en mi doceavo de hora, unas manos voyeristas dejaron mis cables enredados entre los vagones estáticos del viento para aprovechar de descarrilarnos en una piscina de recuerdos, de esas que poco da si son tuyos o son míos. Nos pasamos un viaje conversando sin mirarnos hasta que siguieron a otros vagones con la boca seca y los bolsillos húmedos.

Seguí mi viaje personal hasta que la batería murió de soledad y aún con el sol descargado, las estrellas pidiendo por el transformador y una luna a medio suspenderse, mi mente se ponía en marcha con una guitarra en los labios y un paisaje pasando hacia el futuro.


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