La puerta y dos ojos,
el pasillo y dos manos,
al silencio un cuchillo
y a tu sangre un pote,
del coagulo que quede
al desayuno la micro,
que me parta cuando
escape de alegría.
Tal vez por eso mismo
-
―Ya no se te oye cantar por las mañanas ―dijo.
―Tal vez porque nunca canté por las mañanas ―respondió.
―Eso no es verdad. Antes lo hacías, y muy segu...
Hace 6 días
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