Comienza la caza. Se dilatan los ollares con las pupilas como soles, el pelo erizado frente al viento quieto, lo único que se mueve es el halito brumoso de una concentración primigenia.
Aparecera, aparecera. La presunta presa prófuga, inalcanzable irrestible inmaculada, delicioso deseo desesperado.
Sólo la presa duerme, la caza ronda, eterna y sonámbula, sedienta y hambrienta, excitada y confusa, hasta que las muerte los separe.
Sísifo(s)
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Vieron llegar los camiones a través del largo camino de tierra, la
polvareda llegó primero, el ruido un poco después, el olor al gasoil mal
quemado de los ...
Hace 4 días
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