Carezco de aquellos que perdiste, por que te escucho reír y me quema la carcajada, me hierven las entrañas. Lo que cae de mis manos es sangre de otros, de otros que hierven en la enormidad del dolor.
Aquella guerra que perdiste, la ganaron otros. Los que comían contigo, los que dormían en tu litera. Jamás volverán, jamás se perdieron.
¿Adónde se enterraron tus recuerdos? La batalla que perdimos fue la mitad de cruenta por que no hay palabras enteras que no se borren a medias, el papel no aguanta todo, sólo la mente completa lo emborrona por piedad, por misericordia.
Tal vez por eso mismo
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―Ya no se te oye cantar por las mañanas ―dijo.
―Tal vez porque nunca canté por las mañanas ―respondió.
―Eso no es verdad. Antes lo hacías, y muy segu...
Hace 6 horas
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