El hombre que me devuelve la mirada,
la noche le ha robado la mitad del rostro.
Vive escondido detrás de las lánguidas luces
respirando un aire que hiela mi aliento.
En sus ojos se pierden los colores
y se dibuja un negro,
un oscuro deseo
que oculta sus pensamientos.
En él hay un poco de mundo,
en él hay un poco de pueblo.
A veces hay una cicatriz
que le corta su medio rostro,
a veces no hay ni medio rostro
para ser cortado. No.
Se esconde en su gélida morada,
detrás de los barrotes de mi ventana trizada.
Tal vez por eso mismo
-
―Ya no se te oye cantar por las mañanas ―dijo.
―Tal vez porque nunca canté por las mañanas ―respondió.
―Eso no es verdad. Antes lo hacías, y muy segu...
Hace 4 días
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