viernes, 2 de abril de 2010

Viaje discobolo

Impresionado.

La pesada puerta se despedía de mi coqueteando con aquel seguro mundo de sonidos apagados y música oculta, pero el pasillo... aquel pasillo de una falsa oscuridad teñida de azules eléctricos y rallas rojas que me absorbían a las profundidades de la noche, me sentía impresionado.

El cuarto vacío me alegro, me recordó de donde venía y me alejo de los parlantes que vivían en algún sitio, pero desde abajo la certeza de su zumbido generaba una brisa casi natural. Desde arriba me sentí seguro, vi a la gente caminar y entrar dañando el pequeño mundo que había creado: bulliciosos, sucios, insaciables, con sus bolutas de humo y su asfixiante comunidad.

Me acerque a ellos, los olí de cerca, los observe como desarmonizaban con mi todo y yo cada vez era más ajeno, baile su sistema hasta que me di cuenta que jamás abandoné el pasillo, las luces me protegieron y las rayas me rechazaron. Un tipo abrió la puerta y el silencio del exterior me ensordeció.

Cuando me dirigí a descansar, todo era paz y tranquilidad más allá de cualquier sentimiento que pudiera haber aflorado, quizás habia quedado un poco...

impresionado.

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